domingo, 16 de enero de 2011

Nota encontrada en el buró de Rogelio Lagunas, desaparecido


El hombre es un funámbulo rengo que sueña con nubes. Vamos a creer que el alma se elevará sobre la inmunda tierra y sus vicios y sus putas y sus injusticias, que la bondad existe y podemos tocarla, que no hay niños con lágrimas en los ojos, que una bala es suficiente para matar a un cabrón como tú, que basta todo el odio del que soy capaz apuntado a tu corazón, traspasando tu piel en un instante, derramando tu sangre y tus chillidos de cerdo pidiendo piedad al oír mis primeras balas. ¿Tener piedad de ti?, me cortaría los huevos con mis uñas antes que tener piedad de ti. Y no la tendré. Aunque debo admitir que la peste que huelo y que es tu vida, ya no está tan mal. Después de todo, no podía dejar de lamentar que hubieras muerto así, en un instante, sin la oportunidad de conocer mi cara, de saber que mi venganza finalmente llegaba. Pero ahora que sé que vives, mi tiempo muerto se ha llenado pensando en lo que bien mereces, en lo que yo merezco, imaginando tu cara cuando te retuerza la carne con paciencia y beba tu sangre para escupírtela a la cara, esa cara aterrada al estar leyendo esto. Porque tal vez creíste que todo había sido un accidente, una confusión, porque en tu inmensa podredumbre te crees inocente, y tal vez ahora te preguntes aterrado que qué mierda has hecho para que yo haya intentado matarte y de qué venganza hablo. Y debo agradecerte. Mi mayor satisfacción es que tú no podrás saberlo nunca, y mientras te atrape y antes de comenzar el desgarramiento minucioso de tu carne y tus noches llenas de dolor e insomnio, rezando a Dios y a mí para que terminemos tu sufrimiento, antes de eso, vivirás con premura y ansiedad, porque yo voy a estar al acecho tuyo, siempre. Y tú vida será tan miserable que rezarás todos los días por que yo te atrape; y cuando finalmente creas que todo ha sido un mal sueño y tengas un atisbo de felicidad, cuando el día te parezca hermoso y el sonido de los pájaros te llene el pecho, entonces y sólo entonces vendré por ti. Yo sé ser paciente. Tu sufrimiento no tendrá fin. Te lo juro.



No hay comentarios:

Publicar un comentario