jueves, 13 de enero de 2011

¿Y a ti quién te mató, madre? (Fragmentos 2, 3 y 4)

¿eres tú, madre? ¿tú estás oculta en esos ojos de tristeza? no te reconozco en esos ojos.
lloras, madre; estás llorando. tus lágrimas me acarician porque me miras. oigo un pájaro  cantar, ¿lo oyes tú?, siento su peso sobre mi cabeza. al fin lo has liberado, ¿verdad, madre?                       déjame agradecerte con mi muerte




tú me secaste, contigo murieron mis entrañas. Su Miembro debió engendrarte y no el de tu padre. tal vez si tú tuvieras Sus Ojos, Sus Manos Recias, un poco de Su Sangre… pero tú eres hijo de tu padre y Manuel no me puede amar. debo conformarme con los ratos que Su Mujer, la que le ha dado Esos Hijos que no se parecen a ti, me regala con sus impertinencias: ¡otra vez borracho, Manuel! ¡lárgate de Mi Casa!, le dice, y entonces viene a mí, herido en Su Orgullo de Hombre, y para qué estoy aquí, y tú, que se desquite con ambos. aguanta, hijo, mira como mis carnes de mujer soportan Su Fuerza, pero tú nunca serás un hombre derecho porque no naciste de Él, y lloras y lloras y Él se cansa hasta de poseerme porque tú no dejas de llorar. nunca serás un hombre de verdad, y llorarás siempre y Manuel nunca se quedará conmigo, siempre partirá porque tus llantos lo espantan. y Él no va a amarme.  y tú eres como tu padre y me abandonarás. tarde o temprano. lo harás




siempre volvía igual. hecho pedazos. pero no podía abandonarla, era su obligación, su madre






No hay comentarios:

Publicar un comentario