Mindy no distingue la diferencia que hay entre una cucaracha y un grillo, persigue a ambos y a ambos mastica. de nada ha servido que Consuelo le repita una y otra vez mira Mindy, los bichos no se comen, te pueden hacer daño y vas a ir a parar al hospital, ¿te acuerdas del hospital?, está lleno de doctores, y es que ellos son unos desgraciados, ¿no quieres ir a parar allá otra vez, verdad? además, ya te he dicho que mates a las cucarachas, sé todo lo cruel que quieras con ellas, pero no con mis grillos. Óyelos, son toda una maravilla. Mindy asiente con los ojos, pero al otro día, cuando la anciana despierta, encuentra junto a la cama tres grillos y dos cucarachas, al menos no se los comió, pero luego de asomarse a la cara de Mindy para besarla, ve en su boca varias patitas rasposas. entra en cólera por un segundo, pero cuando los ojillos de Mindy se asoman a la mañana y la miran, invade a la anciana unas ganas grandes de despojarse de sus propios ojos y tapar con ellos el sol para que Mindy siga durmiendo. Consuelo sólo sabe abrazarla con su amor de madre y en ese abrazo quedan las dos de nuevo dormidas
Madre… ¿vas a llorar cuando me muera?
Cállate, no digas sandeces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario