domingo, 16 de enero de 2011

¿Y a ti quién te mató, madre? (Fragmento 12)


Mindy ha venido a mí sin que yo la llame. la dejo jugar a sus anchas, por eso me alejo un poquito, para no tener que enojarme con ella si tira un vaso o le jala la cola al gato. pero cuando hace la primera travesura siempre se asusta y corre a buscarme. me encuentra y se trepa en mis rodillas y pega su sonrisa a la mía; luego se cansa y se enrolla y empieza a suspirar. entonces le paso una mano suave, tendida, por su cabecita. Mindy se queda quieta y parece comenzar a dormirse, pero no lo hace, yo lo sé por su respiración. no, dormir es para la noche y todavía no oscurece. Mindy se pone a pensar, piensa en la mejor manera de engañar al gato para jalarle la cola y que éste no se suba a la jacaranda o le rasguñe la cara, piensa que mis manos son más suaves que las del gato aunque yo soy menos divertida, piensa que la carne es mejor que la sopa. no se me ocurren otras cosas que pueda pensar y ella no me las dice. no importa. a su silencio yo respondo con todas las palabras de amor que sé. pero Mindy ya está dormida, se hizo noche muy pronto y otra vez se quedó en mis piernas, otra vez a esperar a que se despabile para que pueda andar hasta su cama. En lo que eso pasa, yo sigo hablando y acariciándole su cabecita peluda

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