¡PÚta MÁdre!
a veces le daban ganas de ser perro, perro que se caga frente a una mujer de ojos de diosa, que se mea en unos zapatos naic de quince salarios mínimos, que se alcanza la verija o la verga y se la lame a plena luz, que se coge en el atrio de la iglesia y macho con macho, que si se lo lleva la chingada y queda embarrado en medio de la carretera el tránsito no se para, y a la gente le importa un pito que un pinche perro se haya muerto. mas no podía hacer nada, seguía atrapado en su cuerpo de hombre que se aguanta los pedos si hay alguien. eso lo pensaba a veces, después, pensándolo otra vez, cerraba la ventana, prendía la tele, bebía una coca de lata bien ceñida por su pulgar y se alegraba de que si iba a un restaurante a pedir comida no le patearan el hocico
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