domingo, 16 de enero de 2011

¿Y a ti quién te mató, madre? (Fragmento 15)


una mirada sostenida había dado origen a todo. el forcejeo, los gritos, la oquedad. ¿qué me ves, viejo pendejo? la cólera, la sangre agolpada en las orejas, tal vez otra cosa, lo llevaron a clavar más sus ojos en aquellos dos muchachos, a sonreír, a escupirle a la cara a uno de ellos. la lucha no fue larga, poco se puede hacer contra cuatro brazos y un cuchillo, contra las ganas de que todo se termine. lo primero que sintió había sido el frío del metal. después, su carne que se fue abriendo, generosa. siguió un segundo de debilidad en el que se doblaron las piernas y los brazos no resistieron el peso. se asustó al caer. sintió unas manos que buscaban ávidas su cuerpo y él se entregó. vio a los muchachos alejarse con lo que le habían sacado de las bolsas. lamentó no haber llevado más dinero, que su agradecimiento no valiera nada y que la luna no estuviera llena. casi no se da cuenta de cuando la gente comenzó a rodearlo. pensó en el frío. su madre no tardó en llegar. la vio acercarse, hacerse paso, llegar hasta él. quise sonreírte


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